Hace unos años, un accidente de cocina me obligó a detenerme y mirar con otros ojos lo cotidiano. En ese alto descubrí algo que siempre había estado frente a mí: estábamos invadidos de plástico. La joyería tradicional ya no me alcanzaba; necesitaba una práctica que uniera diseño, investigación y propósito. Empecé a experimentar —fallar, aprender, volver a intentar— hasta encontrar la “fórmula” que me permitió transformar un material descartado en material joya. Desde entonces, cada pieza que creo es una declaración: la belleza puede nacer del residuo sin disfrazar su verdad.

En Carmen Helena Diseño Consciente no solo transformamos materiales, también transformamos historias. Somos seis mujeres de distintos municipios de Bolívar que hallamos en este oficio una forma de autonomía y dignidad. He visto cómo un simple vaso de yogur cambia de destino: de relleno sanitario a colgante, de basura a símbolo. Ese tránsito —esa metamorfosis— nos recuerda que el diseño puede sanar territorios cuando se hace con rigor, trazabilidad y manos locales. Por eso nuestra marca habla en plural: somos comunidad, somos cadena de valor, somos mujeres que cuidan el planeta mientras sostienen sus hogares.

La naturaleza es nuestro taller y nuestro límite ético. De ahí nació Colección Vida, un diálogo entre oficios y ecosistemas: iraca tejida en San Cayetano, termoformado de bolsa plástica en nuestro laboratorio, colaboraciones con el taller Mangle en Pueblo Viejo (Magdalena). Cada pieza es una pequeña acción para que la fauna de los manglares no conviva con el plástico; un recordatorio de que el Caribe merece diseños que lo honren, no que lo dañen. El apoyo de CARDIQUE nos ha impulsado a llevar este mensaje más lejos y, con él, una responsabilidad mayor: formar, inspirar y abrir caminos para que más personas emprendan negocios verdes con propósito real. Como docente y desde nuestra academia, comparto lo que sé para que esta huella crezca. Porque creo, con convicción, que la sostenibilidad nace del corazón y se prueba en el hacer: en cada gramo recuperado, en cada historia contada con transparencia, en cada vida que se transforma junto a la nuestra.