Reusar está de moda: así nació mi joyería consciente

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La pandemia me obligó a frenar y mirar de frente lo que siempre había estado ahí: los residuos que generamos en casa. Entre la cocina, el baño y los juguetes de mis hijos, entendí que no quería seguir haciendo joyería “como siempre”, sino diseño que sirviera a la vida. Empecé literalmente “cocinando una idea” en mi apartamento—que pronto se volvió centro de acopio—y con mi familia como motor me propuse transformar lo que otros llaman basura en material joya. Creí en mí primero para que otros pudieran creer después. Ese fue el inicio de Carmen Helena Diseño Consciente: una decisión de pasar del “quejarnos de la ciudad” a construir ciudad con las manos, con rigor y con propósito.

Mi oficio hoy es ecodiseño: piezas durables, funcionales, sostenibles y experienciales. Trabajo con plásticos cotidianos—como vasos de yogur o bolsas—y técnicas de transformación y termoformado que respetan el material y su circularidad. Pero no es solo técnica: es narrativa. Cada pieza cuenta el viaje de un residuo que no termina en la calle ni en un relleno, sino en el cuerpo de alguien que elige belleza con propósito. Por eso educo, colaboro con colegios, recuperadores y entidades ambientales; porque la sostenibilidad no se declama, se demuestra con procesos transparentes, métricas y comunidad.

Hoy sigo afinando esa fórmula: diseño que despierta conversaciones, empodera a otras mujeres, invita a los más jóvenes a experimentar sin miedo, y recuerda que cambiar las cosas no es fácil… pero sí es posible. Mi compromiso es seguir tejiendo alianzas, compartir lo aprendido para que otros se “quemen menos” en el camino, y mantener el foco: transformar territorio desde lo cotidiano. Reusar está de moda porque es urgente; y cada gramo recuperado, cada historia bien contada y cada vida tocada, confirma que este es el camino.

 

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